Hace mucho que no me sentaba a escribir mis sentimientos (y pensamientos), pero la verdad es que cuando estoy bien no me inspiro, y así estaba, al menos hasta hace una semana.
Siempre me considere una persona fuerte, la vida a todos nos da muchos golpes, y yo no soy la excepción, pero de esos golpes siempre intenté encerrarme en mi misma, para que nadie me viera llorar, porque me enseñaron que eso es signo de debilidad.
Y acá me encuentro hoy, llorando sin casi poder respirar, sin saber si es angustia, bronca, impotencia, tristeza, melancolía o un ataque de pánico. Acá estoy yo intentando borrar todo el amor que tenía para compartir con ella, sin saber que con todo lo que ya le había dado la termine ahogando.
Quienes me conocen saben que soy arisca, seca, que no suelo dar abrazos y también me cuesta mucho escuchar, pero que cuando me necesitan ahí voy a estar. Y acá estoy yo necesitando de mil abrazos que me ayuden a curar algo que se rompió hace meses y no pude reparar (porque dos no pueden lo que una no quiere, y ella no quería).
Sigo creyendo que la vida está para ser compartida, con alguien que camine a tu lado, con quién duermas y sueñes despierto. Ninguna relación es fácil, en todo camino hay baches, pero los mismos no tienen por qué detener tu marcha, o si, depende de la voluntad de quienes estén transitándolo.
Hace muchos años que busco a esa persona que se anime a caminar a mi lado, bancando mis defectos, mientras me ayuda a mejorarlos. Y hace cuatro años pensé que había encontrado a ESA PERSONA, me van a decir que “nada es para siempre”, “que todo lo bueno en algún momento termina” y yo sé muy bien la teoría, pero nadie me sacó la ilusión de que “y si es ella?”.
Una tarde de verano hace cuatro años nos encontramos por primera vez, yo iba sin muchas ilusiones, ya que venía de varias decepciones, pero el destino quiso que la espere JUSTO frente a la puerta de su casa y que nuestro primer cruce de miradas fuera mágico, la vi, me vio, nos vimos y la sonrisa no la pude disimular. Nunca voy a olvidar como estaba vestida ella, ni lo primero que me dijo.
Les voy a ser sincera, yo siempre tuve una larga lista de requisitos para buscar a mi persona especial, no buscaba ni mi media naranja, ni mi alma gemela, y si bien ella solo cumplía la mitad de esos requisitos me demostró lo errada que estaba con el resto de los puntos en mi lista.
Ese primer encuentro no fue suficiente, me quede con ganas de más, no lo voy a negar, pero fue perfecto, al menos para mí, porque me dejó con la esperanza de muchos encuentros más.
Luego de ese primer encuentro fueron muy pocas las noches que no pasamos juntas, las cuales en su mayoría fueron por fuerza mayor. Quizás esas noches separada que pasamos al principio fueron necesarias para extrañarnos un poco, extrañar también es necesario.
Fueron años de aprendizaje, de crecimiento, de trabajar para intentar ser mejor persona y pareja. Vencí muchos miedos y por un tiempo trabaje mis defectos, pero con el tiempo y la rutina me dejé estar, nos dejamos estar. Entre las responsabilidades y la pareja deje de ir a terapia, dejé en parte porque pensé que todo estaba bien, lo equivocada que estaba.
Pasamos más de mil días juntas, más de mil “buenos días” y “buenas noches”, unas simples palabras, palabras que hoy no tengo y que duele no escucharlas de ella. Hubo peleas, es verdad, pero todas las supimos remontar, hasta que ya no.
El amor no se puede medir, pero en toda relación siempre hay una parte que ama más, esto puede ir rotando con el tiempo (A veces ama más una persona y a veces ama más la otra), el problema es cuando una de las partes deja de amar.
Cuando pensaba que todo era perfecto, que estábamos construyendo algo que ambas deseábamos, parece que los cimientos fueron hechos de arena. Otra crisis pensé, y perdone algo que en otra ocasión no hubiera perdonado, y seguí luchando por la familia que formamos y por los sueños que estábamos logrando, hice todo lo que estaba a mi alcance para volver a recuperar la luz en su mirada, de tanto que hice termine perdiéndola completamente.
El problema no está en lo que hice (o en lo que no hice), sino en lo que no dejé que ella hiciera, pensaba que la ayudaba y en cambio la estaba acorralando sin quererlo.
Si pudiera cambiar algunas cosas que hice, lo haría. Pero el tiempo no se puede volver atrás, lo que hicimos no podemos cambiarlo, solo podemos intentar remediarlo en el presente para pensar en un futuro, pero si lo que pasó no es perdonado por una de las partes no hay nada que se pueda remediar. Sé que tuve errores, muchos quizás, pero en cuanto los reconocí los intente transformar. Hoy sé que no lo hice a tiempo, ni fue suficiente.
En una relación el amor tiene que ser mutuo, fluir, si a una de las partes se le apaga la llama interna hay que dar un paso al costado, porque si solo un miembro del equipo sigue amando/remando el barco se va a hundir igual.
No soy perfecta, y nunca lo voy a ser, ya que nadie es perfecto. Quizás mi amor estaba en otra sintonía, no vibraba como ella necesitaba. Me guardaré todos los mejores momentos que pase a su lado, que por suerte fueron muchos. Me guardaré todo el amor que tenía su nombre porque cuatro años no fueron suficientes, pero si necesarios.
Me quedo sobre todo con dos recuerdos grabados a fuego dentro de mí: con aquel primer beso y con la última vez que hicimos el amor…
Solo sé que la sigo amando, deseando, pero solo es cuestión de tiempo para superar el dolor que siento hoy por no ser correspondida, por haber sido engañada… Otra burla que el destino tenía planeado para mí…
Es cuestión de tiempo para poder analizar, observar, sanar, aprender… y luego volver a empezar la búsqueda de alguien con quien caminar de la mano por la vida.
Escrito en Junio 2023 por Flavia A. Moar
No hay comentarios:
Publicar un comentario